lunes, 15 de junio de 2009

Histerias de la crisis I

HISTERIAS DE LA CRISIS I
Mi amigo Pepe, (que es como se puede llamar cualquier españolito de a pie), está parado (si, es uno de los cuatro millones y no es como una lotería, pero casi); Ya va para cinco meses y apenas entra en su casa el sueldo de su mujer y cuatro cosillas que pepe se busca. Se levanta temprano y se va al campo, ya no al de futbol, sino al campo – campo y allí busca espárragos, caracoles, o cualquier bicho viviente comestible para venderlo luego en la plaza. En su momento pensó en pescar, pero sin licencia le tenía miedo a las multas.
El otro día le invité a una cerveza y me comentó que ha cogido una telefonofóbia y le pregunté a que se refería. Me contestó que el teléfono se ha convertido en un enemigo (yo no puedo imaginarme a Pepe, un hombrón de metro ochenta, parapetado detrás de la mesilla o con una silla en la mano mirando obnubilado al teléfono)……. Antes dice, servía para recibir buenas o malas noticias y para acercarte a la familia, que está lejos. Pero ahora dice: El teléfono solo me da sustos. Solo lo usan los bancos y las financieras para amenazarme, por eso no lo cojo, pero no puedo evitar que mi corazón se acelere cada vez que suena. A veces me cuenta, te llaman como teléfono privado o sin datos, que según ha podido deducir mi amigo son las financieras para grabar sus llamadas y demostrar después con la grabación que se han comunicado contigo, (todos sabemos que una vez dada por buena la recepción de la notificación, se puede ejecutar la deuda, osease, como dice mi amigo, te pueden embargar).
Pero a todo yo le digo que eso no puede ser: Porque que conste, según la ley solo es admisible la notificación con acuse de recibo; porque si el no puede grabar a las financieras cuando le amenazan o le insultan, existe una disparidad o alteración de la igualdad de la ley (balanza famosa, le digo) y por tanto una indefensión. Pero mi amigo me recuerda que esa justicia lleva una venda y vete a saber quien se la puso.
Mi amigo me dice que le han dicho de todo menos bonito, amparándose en que pueden grabar o dejar de grabar y que eso es lo que él nunca sabe, por eso no puede hablar con libertad.
Otras veces me dice que le llaman por teléfonos desconocidos y que a veces son móviles y a veces fijos e incluso que a veces el dial está apagado (sinceramente mi amigo piensa que alguien manipula la línea de teléfono, para que él no vea el número del llamante).
Pobre hombre, dice que se va al campo para no escuchar el teléfono. Por la mañana, llevado por la costumbre y casi como si estuviera luchando con un león, conecta el teléfono que desconectó por la noche por si acaso le llaman de alguna financiera y no le dejan dormir en paz o como dice mi amigo no le dejan estar con su prozac a gusto (no, no es el nombre de su mujer, sino el de un medicamento ya insustituible para mantenerse tranquilo y que el corazón no se le asome a la boca).
Su mujer Maruja en la plaza donde trabaja; A veces, me cuenta que está preocupada por su Pepe. Le ve como se levanta casi como un zombi y sale corriendo sin desayunar y se va al campo, al principio pensó que tenía una amante, pero no cuadraba ni la hora, ni la cara de Pepe, que terminaba con las prisas poniéndose la ropa del revés y solo salía a la calle porque ella se empeñaba en intentar ponerle cada cosa en su sitio.
Hoy he sabido que a Pepe le han embargado, poca cosa: El coche (ya no podrá ir al campo), la casa y algunas cosillas mas. Pero como dice Maruja: “Nos apañamos como siempre y lo que se han llevao no nos servía pa nà y mi Pepe ya está tranquilo porque ya no tenemos teléfono”.
Lo cierto es que a Pepe como a tantos otros le vendieron un ordenador, que nadie sabía usar le regalaron varias tarjetas visas, una televisión de dropecientas pulgadas (de esas que cuando ves una porno todo el mundo se acompleja) y vivía como un marajá, porque todo el mundo le quería regalar dinero y cuando Pepe decía como voy a pagar, le decían no se preocupe no hay problema ya pagará y sino hipotecamos la casa. En fin ahora vive con sus padres. Se podría decir metafóricamente que ha vuelto al hogar, pero sinceramente pienso que la culpa de la crisis NO es de los pobres que han sido avasallados por el capital cuando después de la bajada de los tipos de interés, el dinero necesitaba recolocarse, ni tampoco es de los pobres cuando como todos sabíamos llegaría un momento en que la burbuja explotaría.
Eso si todos sabemos y si no os lo digo yo, que la crisis la pagaremos los pobres trabajadores, porque el capital seguirá manipulando gobiernos y sobre todo ganando. Solo una reflexión: ¿No estarán acabando estos políticos con la clase media y terminaremos por volver a la edad media y los siervos de la gleba ahora nos llamaremos siervos del capital?. Mieo me da

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